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¿Se puede confiar en lo incierto?

Cortesia de Desarrollo Cristiano
 

 

Las personas buscan en diferentes maneras de cómo salir adelante en medio de los problemas. Andan buscando en qué o en quién confiar. Notamos la incertidumbre de la gente porque donde han plantado su seguridad se ha volteado o desaparecido o fracasado. Esta gente se siente defraudada. Ahí han puesto su empeño y corazón, facultades y recursos pero ha fallado.
Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos animarles a salir de ese atolladero?

Los siguientes lineamientos nos van a ayudar (note que son citas antiguotestamentarias):

I. En las riquezas no se puede confiar porque son inseguras

A. «Quién confía en las riquezas caerá», (Pr. 11.28).

1. Caerá indica que el resultado es la ruina.

2. La ruina no necesariamente es material, mas bien el énfasis está en la decadencia de la persona.

B. «Los que confían en los bienes ninguno de ellos podrá ni dará a Dios rescate» (Sal 49.6-7) Las riquezas tienen sus límites, hágase lo que se haga a Dios no lo compra nadie. Note como lo expresa la versión DHH:

«Ellos confían en sus riquezas y se jactan de sus muchos bienes, pero nadie puede salvarse a sí mismo ni pagarle a Dios porque le salve la vida.»

C. «He aquí el hombre que confío en la multitud de sus riquezas, y se mantuvo en su maldad» (Sal 52.7) La dependencia exclusiva de las riquezas lleva y mantiene en la maldad.

D. Job le protesta a sus amigos, les indica que él no ha puesto su seguridad en el «oro» (Job 31.24)

II. Es inútil apoyarse en sus propias edificaciones y por ende en lo material

A. El intento de apoyarse en lo material lleva al fracaso.

«Porque su esperanza es apenas como un hilo, y su confianza, como una tela de araña. Si se apoya en su casa, ella no permanecerá en pie; si se agarra a ella, no resistirá. De la confianza de su hogar es arrancado y es conducido al rey de los espantos.» (Job 8.14-15; 18.14)

B. Ni en las ciudades fortificadas ni en las murallas se puede confiar.

En ocasiones, las personas procuran confiar en el poderío de su «edificio», el que tiene o espera tener. Algunas personas tienen cuidado de estar encerrados en la fortaleza que han construido, llámese casa, edificio, quinta; o algún negocio o empresa, hasta un lugar de ministerio, o la iglesia misma como edificación.

«Comerá tu mies y tu pan,

comerá a tus hijos y a tus hijas;

comerá tus ovejas y tus vacas,

comerá tus viñas y tus higueras,

y a espada convertirá en nada

tus ciudades fortificadas en que confías (Jer 5.17)

«Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan en toda tu tierra los muros altos y fortificados en que tú confías. Sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que Jehová, tu Dios, te haya dado.» (Dt 28.52, el énfasis es nuestro)

III. Tampoco se puede confiar en la fortaleza del hombre

A. No se puede confiar en el hombre.

«Confiar en gente traicionera cuando se tienen problemas, es peor que comer con dolor de muelas o caminar con una pierna rota.» (Pr 25.19, BLS véase Jr 17.5)

B. Ni puede sentirse seguro con el gobierno.

«No pongan su confianza en hombres importantes, en simples hombres que no pueden salvar.» (Sal 146.3, DHH; véase Sal 118.8-9; Is 2.22; 31.3) «Hombres importantes» literal es príncipes.

C. Ni en los amigos, porque puede que se equivoquen.

«Hay que desconfiar hasta del amigo; ni siquiera en el hermano se puede confiar, pues los hermanos se engañan entre sí y los amigos se calumnian unos a otros.» (Jr 9.4, DHH; véase Miq 7.5; Sal 41.9-10)

D. Ni confiar en:

1. Su propia fuerza. (Is 30.12; Sal 62.10; Pr 21.22)

2. En sí mismo. (Pr 28.26)

3. En su justicia. (Ez 33.13)

4. En su maldad. (Is 47.10)

IV. Quien busca la seguridad en los ídolos hallará fracaso

A. Porque no se puede confiar en las obras de los hombres.

«Iguales a esos ídolos son quienes los hacen y quienes confían en ellos.» (Sal 115.8, BLS)

«¡Pues iguales a esos ídolos son quienes los hacen y quienes creen en ellos!» (Sal 135.18, BLS)

B. No se puede confiar en los ídolos

«Los que confían en un ídolo, los que a unas estatuas dicen: Ustedes son nuestros dioses, se alejarán avergonzados. (Is 42.17, DHH)

«¿De qué sirve una escultura en cuanto ha sido terminada? ¿De qué sirve una imagen que solo lleva a la mentira? Los ídolos no pueden hablar; ¿cómo, pues, podrá confiar en ellos el hombre que los fabrica?» (Hab 2.18, DHH)

V. No se debe confiar en las cosas santas

A. Algunas personas confían en el lugar en que se encuentra Dios (sea templo, iglesia, edificio), y no confían en él.

«No confíen en esos que los engañan diciendo: ¡Aquí está el templo del Señor, aquí está el templo del Señor!» (Jr 7.4, DHH)

«Por eso, lo mismo que hice con el santuario de Siló, lo voy a hacer con este templo dedicado a mí, el cual les di a ustedes y a sus antepasados y en el que ustedes confían.» (Jr 7.14, DHH)

B. O en los líderes en lugar de Dios.

«Ustedes confían en palabras engañosas que no les sirven de nada.» (Jr 7.8, DHH)

«Ese es tu destino, Israel, eso has merecido que yo te haga. Yo, el Señor, lo afirmo. Pues te olvidaste de mí y pusiste tu confianza en falsos ídolos.» (Jr 13.25, DHH)

«Entonces dijo Jeremías a Hananías: ¡Escucha, Hananías! El Señor no te ha enviado, y tú estás dando a este pueblo una falsa confianza.» (Jr 28.15, DHH)

«Manda a decir a todos los que están en el destierro que yo, el Señor, les digo: Puesto que Semaías de Nehelam les ha hablado en mi nombre sin que yo lo haya enviado, y les ha inspirado a ustedes una falsa confianza.» (Jr 29.31, DHH)

¿En quién podemos confiar?

Vea la respuesta en el Sal 118.8-9

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